• El papel de la Iglesia de base en el germen del movimiento sindical en la clandestinidad

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1 de febrero de 2024 por 
Hoja Parroquial, 26/11/1967, pág. 4 (ahpc, leg 11531).

Las asambleas de la Iglesia de base tuvieron un papel fundamental en la germinación del movimiento sindical en la clandestinidad durante la dictadura en la Sierra de Cádiz. En una época de ausencia de libertad sindical, las sacristías y los salones parroquiales se convirtieron en un lugar de acogida y refugio para el encuentro de personas preocupadas por las condiciones laborales y sociales de los pueblos de esta comarca. Aglutinados en torno a los llamados «curas obreros», estas asambleas desplegaron una actividad en favor de las reivindicaciones obreras y sociales amparadas en la cobertura que en aquel tiempo ofreció la Iglesia de base, relativamente impermeable al control policial de la dictadura. El papel de estos sacerdotes obreros ha sido objeto de diversos estudios, entre los que destaca para el conjunto de la provincia de Cádiz la monografía de Francisco Torres Barranco titulada Botas, casco y mono de obrero sobre el altar (1).
Tomemos el caso de Puerto Serrano como representativo de este fenómeno. En 1965, el párroco, Luis Prieto, encomendó a José Luis García Poley, auxiliar administrativo de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos y miembro de Cáritas de Sevilla, la creación de la junta rectora de Cáritas Parroquial de Puerto Serano, de la que fue nombrado presidente. Una de sus primeras actuaciones fue dirigirse por escrito al gobernador civil de la provincia para solicitar la construcción de viviendas sociales en la localidad. También gestionó, a través del Ayuntamiento vecino de Montellano, becas para estudiantes, plazas para ancianos en asilos y hospitalización de enfermos. En Puerto Serrano organizó una tómbola para recaudar fondos para la compra de mantas con destino a vecinos sin recursos. Cáritas además promovió la creación del Teleclub, cuya junta también presidió José Luis García Poley, así como la romería, cuya primera edición se celebró en 1967. Todas estas actividades no contaron con el beneplácito del Ayuntamiento. La tensión entre la asociación de inspiración católica y el alcalde franquista, Diego Cabrera Escolar, se saldó con la destitución de este último por el gobernador, Santiago Guillén Moreno, y el nombramiento como nuevo alcalde precisamente de José Luis García Poley, que había adquirido una gran popularidad por su actuación en Cáritas y en Teleclub (2).
Las asambleas de la Iglesia de base en el conjunto de la comarca contaron con un medio de comunicación impreso que garantizaba la difusión de las nuevas ideas que se comenzaban a divulgar en las reuniones de los salones parroquiales y que con el tiempo llegaron a convertirse en focos de contestación a la dictadura. Se trataba de la Hoja Parroquial, que editaba el Arzobispado de Sevilla y que reservaba una página a cada una de las localidades del ámbito de actuación de dicha demarcación eclesiástica.
Tomemos, a título ilustrativo, un ejemplar la Hoja Parroquial, del año 1967, custodiado en la serie documental de la Organización Sindical del Archivo Histórico Provincial de Cádiz, que, en la página dedicada a Ubrique, insertaba un artículo de opinión del cura párroco titulado «Esperanzas de solución» (3), cuyo tenor indica el grado de preocupación que para la cabeza visible de la asamblea de base representaba la situación laboral en el municipio en aquella época.
El párrafo introductorio de este artículo es significativo porque, al apelar al espíritu cristiano como criterio inspirador de la opinión que se va a exponer a continuación, de algún modo está blindando esa argumentación subsiguiente frente a una posible interferencia del poder político y la censura de la dictadura. El tono crítico que se desprende de ese escrito sería difícil de difundir legalmente en otras circunstancias ajenas a la cobertura que propiciaba la Iglesia de base. He ahí el valor del papel que asumieron estas asambleas cristianas como cauce de expresión de una velada e indirecta oposición al régimen, que este se veía obligado a tolerar al contar las mismas con el respaldo de la institución eclesiástica. Así, al poner en cuestión algunos aspectos de la dinámica empresarial del sector de la piel enunciando que «todos los problemas humanos de nuestros hermanos deben afectarnos a todos» y «deben afectarnos como cristianos porque el cristianismo tiene que ser fundamentalmente humano», el articulista circunscribía su crítica al ámbito del deber cristiano, evitando de este modo la actuación censora de la dictadura porque la jerarquía de la Iglesia seguía siendo uno de los pilares sobre los que se sustentaba el régimen, pese a que desde su interior se estuvieran cuestionando algunos de los fundamentos del mismo.
De igual modo, la indagación sobre los problemas que afectaban al sector de la piel queda blindada en su escrito al halagar una actuación gubernamental tendente a su solución.
Refiriéndose al problema que suscita su preocupación, «que afecta a toda la industria marroquinera de Ubrique», el párroco expresa en su artículo lo siguiente:

Se sabe que la autoridad competente con sentido de responsabilidad va a tomar medidas a los desórdenes que todos sabemos existen en no pocos casos de la industria local, extendida también a pueblos adyacentes.
Estas medidas se encaminan a terminar con la competencia ilegal, que daña el trabajo de muchos; quiere resolver el que todo trabajador goce de todos sus derechos sociales, que haya mayor participación en el trabajo, que se supriman las jornadas de horas extraordinarias y otras más.
Nos debe alegrar que se resuelvan estos problemas en bien de todos, pues todos tienen igual derecho a gozar de los bienes de este mundo, según ha proclamado el Papa en la encíclica «El progreso de los pueblos».
Desde esta página de Ubrique quiero expresar mi honda satisfacción ante la esperanza de una solución viable, y animar a todos para que colaboren en la consecución de esta justicia, por lo que hago votos a Dios sea una realidad.

Hoja Parroquial, 26/11/1967, pág. 4 (ahpc, leg 11531).

Hoja Parroquial, 26/11/1967, pág. 4 (AHPC, leg 11531).

 

El papel de la Iglesia de base como factor que amparaba actividades en defensa de los intereses de la clase trabajadora quedó reflejado en un documento de la asamblea general de Comisiones Obreras celebrada en Madrid en julio de 1968, en el que se encomiaba el papel de los obispos españoles en esta materia. cc.oo. valoraba que estos eclesiásticos hubiesen denunciado «una situación injusta» y hubiesen condenado «la línea política de mando del sindicato vertical que atenta contra la representatividad total que para el futuro sindicato español reclaman los mismo obispos». De igual modo, se congratulaba de una declaración episcopal «contra la farsa» de pretender «perpetuar un sindicalismo vertical no solo edificado a espaldas de los trabajadores sino en contra de ellos y al servicio de los intereses políticos del régimen y en última instancia del capitalismo monopolista que impera en España»  (4).
Esta dialéctica planteada por los círculos católicos de base se prolongó durante la transición. Un caso significativo lo representa una decisión tomada por la comisión parroquial de Ubrique en abril de 1976. El cura párroco, Jesús Bellido, dirigió un escrito al Ayuntamiento para comunicarle que él como párroco, sus compañeros sacerdotes y la mencionada comisión parroquial habían acordado «eliminar los sitios de privilegio de cara al puesto que suelen ocupar las autoridades civiles y militares en las asambleas litúrgicas y en los actos religiosos» (5).
La metodología de trabajo de estas asambleas católicas de base se fundamentaba en el estudio individual de los documentos necesarios para la formación de sus miembros en materias sociales, sindicales y políticas y su posterior puesta en común. Un ejemplo representativo de esta dinámica lo constituye el análisis crítico «desde nuestra fe» que realizó la comisión parroquial de Ubrique en 1976 de tres documentos de los sindicatos USO y UGT y la Alianza Socialista Andaluza (asa). En la presentación de esta crítica documental, se decía lo siguiente:

 

«Como acordamos en la pasada reunión y partiendo de nuestra fe, vamos a someter a crítica los anteriores documentos, teniendo en cuenta que los mismos sirven de ideal de muchas personas, unas con nuestra misma fe y otras sin ella, y que por una u otra causa ponen todo su empeño para que lo que preconizan en ellos se llegue a realizar como ideal en el mundo.
Con nuestra reflexión y análisis sereno hemos de llegar a ver si ellos o alguno de ellos cubre las aspiraciones del mundo del trabajo, y por ello consideran unos valores fundamentales que la persona, por el hecho de serlo, está ansiando conseguirlos y verlos plasmados en la época que nos ha tocado vivir. Pensad en aquellas frases del Evangelio ‘Los ciegos ven y los sordos oyen’, para que con nuestro análisis podamos tener las ideas claras y nos sea posible tomar posturas, sean las que sean, con respecto a nuestra clase» (6).

A las personas integrantes de la comisión parroquial que iba a acometer en análisis de dichos textos se les entregó un cuestionario que debían cumplimentar de cara a una reunión que se convocó para el 23 de mayo de ese año. Las preguntas formuladas eran las siguientes:

«1.- Partiendo de nuestra fe, valores positivos y negativos que vemos en estos programas.
2.- ¿Por qué?
3.- Desde el punto de vista obrero, ¿qué diferencias se observan entre los proyectos de estos grupos y sus realizaciones prácticas?
4.- ¿Cómo crees que debe ser el papel a desempeñar el cristiano en cada uno de estos grupos?».

Tras la reunión celebrada el 23 de mayo, se levantó acta de las conclusiones a las que se llegó una vez estudiados los documentos propuestos referidos a USO, UGT y ASA. En el documento del sindicato uso se vieron los siguientes aspectos positivos:

«Aparece como un sindicato coherente en su definición en cuanto debe ser un instrumento de toda la clase trabajadora, libre de cualquier dependencia de persona o grupos políticos y económicos y empeñado en la eliminación de la sociedad clasista.
Parece que se sitúa por encima de planteamientos ideológicos y aspira a cooperar a la unidad del movimiento obrero.
Las aspiraciones y determinaciones de la base a cualquier nivel son las que determinan los objetivos y las líneas de acción, con lo que desaparecen las llamadas vanguardias del movimiento obrero. Esto, unido al esfuerzo por tener a la base informada y ayudándola a formarse, posibilitan elementos para que se dé la democracia.
Ofrece ideas concretas sobre propiedad, autogestión, etc. Fomenta la solidaridad, la lucha por la justicia, la libertad, el desarrollo de los valores humanos, etc.
La fraternidad internacional y la lucha contra el capitalismo imperialista aparecen concretados en sus relaciones con las centrales sindicales de otros países y las confederaciones internacionales.
Respeta la existencia de otras organizaciones similares y no protagoniza exclusivismos.
No olvida la dimensión política de la vida obrera.
Se expresa confianza en la capacidad de la clase trabajadora y se reconoce su misión de construir la historia.
El respeto a la persona y el desarrollo de las cualidades personales aparecen recogidos en el empleo de la asamblea como medio de hacer participar a la gente en las decisiones colectivas».

En cuanto al análisis del documento del sindicato UGT, la asamblea parroquial observó los siguientes aspectos positivos:

«Buen planteamiento general de la problemática obrera.
La clase obrera se la reconoce como protagonista de su historia.
Este sindicato aparece como institución de solera de la clase obrera, recogiendo la herencia de los anteriores militantes.
Suprime los siguientes valores capitalistas: propiedad de los medios de producción, desigualdad de sexos en la sociedad, desequilibrios sociales.
Persigue la autogestión en todos los niveles, la defensa de los derechos humanos, educación obrera, democracia.
Aparece menos masificador».

De la misma manera, las personas integrantes de la asamblea parroquial observó los siguientes aspectos negativos del documento del programa del sindicato USO:

«No participa en la vida política del país.
Hay contradicción al decir que se inhibe de la vida política y entrar en determinados detalles de la misma.
Falta claridad con respecto al respeto a la persona, al existir un tratamiento de la clase obrera como masa. No menciona otros valores superiores del hombre: el hecho religioso, la cultura, etc. Solo ofrece metas materiales al hombre, olvidando igualmente los valores profesionales del mismo.
Contrapone al capitalismo otro poder, perpetuando la lucha trabajadores-empresa.
No aclara el papel del sindicato en la sociedad socialista; tampoco expresa con claridad en qué medida beneficia al hombre el socialismo autogestionario.
Se ignora la atención al subproletariado».

En un diálogo sobre los temas tratados a propósito de la valoración del documento del sindicato uso, la asamblea parroquial hizo hincapié en «los valores profesionales como reflejo de la persona humana», así como en la «necesidad de que los trabajadores se capaciten de cara a la autogestión al objeto de eliminar de las empresas la proyección capitalista para ir a una sociedad socialista futura». A juicio de los parroquianos, «queda sin clarificar el papel político del sindicato uso» y «el papel de la persona como tal en dicho sindicato».

Por su parte, los aspectos negativos que los miembros de la asamblea parroquial observaron en el documento de UGT fueron los siguientes:

«Programa demasiado general, sin concretar. Da impresión de teórico.
Se atribuyen el protagonismo de todas las luchas obreras en España.
Mezcla los objetivos sindicales con los políticos.
Da la impresión de que al hablar de la clase obrera se refiere solo a sus militantes.
Preconizan las vanguardias, no pareciendo un sindicato de masas.
Únicamente reivindica problemas laborales.
Da la impresión de ir solo a lo suyo.
No aparece claro el ser un sindicato representativo y autogestionario y la respuesta a la problemática campesina y al sector servicios.
Olvida valores superiores del hombre, defendiendo objetivos burgueses, como la legalidad del divorcio y el aborto».

En el coloquio sobre los temas tratados en estas últimas observaciones, la asamblea parroquial constató que «los delegados, para la base, tienen fuerza vinculativa», en tanto que «parece clara la función de la base». No obstante, matizaba que «no se ven claros los objetivos sindicales y políticos».

 

Notas:

(1) Torres Barranco, Francisco Javier: Botas, casco y mono de obrero sobre el altar. Los curas obreros y la lucha por la justicia social, 1966-1979. Cádiz, Universidad, 2017.
(2) Romero Romero, Fernando: Historia de Puerto Serrano. Puerto Serrano contemporáneo. Cádiz, Diputación Provincial, 2003, págs. 386-389.
(3) «Esperanzas de solución», por el Párroco, en Hoja Parroquial, n.º 48, 26/11/1967, pág. 4 («Página de Ubrique»). Archivo Histórico Provincial de Cádiz, Organización Sindical, leg. 11531.
(4) Archivo Histórico de Comisiones Obreras, Sevilla, es_seahc_01.1.1.1.4, manifiesto «A los trabajadores», Asamblea General de las Comisiones Obreras, Madrid, julio de 1968.
(5) Archivo Histórico Municipal de Ubrique, leg. 25, Actas Capitulares, sesión de 14/4/1976, punto 9, ff 78-78v.
(6) Archivo Histórico Municipal de Ubrique, leg. 1738, Documentación aportada por el clat, 23/5/1976.

Proyecto: Investigación sobre movimientos sociales y sindicales durante la dictadura franquista y la transición en la comarca de la Sierra de Cádiz.
Investigador: Fernando Sígler Silvera, historiador.
Entidad promotora: Área de Memoria Democrática de la Diputación Provincial de Cádiz, 2023.