• Representación sindical en el gremio de la marroquinería

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1 de febrero de 2024 por 
Credencial de la elección de un trabajador marroquinero como enlace sindical, 1975 (AHMU).

Ejemplificamos en uno de los enlaces sindicales del gremio de la marroquinería de Ubrique esta figura fundamental en la defensa de los intereses de los trabajadores del sector en unas circunstancias históricas de falta de libertades sindicales. A final del periodo franquista, dentro del Sindicato Vertical, los enlaces sindicales tuvieron un gran protagonismo. En muchos casos, su labor trascendió la fase final de la dictadura y continuó en la transición, en el seno de centrales sindicales de clase que al cabo del tiempo fueron legalizadas. El 18 de julio de 1975 fue elegido enlace sindical en representación de los trabajadores de la empresa «Pedro de la Cruz Gallego» de Ubrique el marroquinero Miguel López Salas (1).

Credencial de la elección de un trabajador marroquinero como enlace sindical, 1975 (AHMU).

Credencial de la elección de un trabajador marroquinero como enlace sindical, 1975 (AHMU).

Este trabajador era presidente de la Unión de Técnicos y Trabajadores (UTT) del Sindicato Local de la Piel. En un documento sin fecha del Archivo Municipal, probablemente del año 1973, consta que se dirigió por escrito a la delegación de Cádiz de la Administración Institucional de Servicios Socioprofesionales (AISS) para plantear la dificultad que suponía para su tarea el hecho de que la localidad careciera de asesor jurídico. Por esta razón planteaba una duda relacionada con el convenio del sector. Quería que la AISS le aclarara si la denuncia del convenio colectivo entonces vigente la tenía que formular la UTT o si lo podría hacer «una comisión representativa elegida en asamblea de trabajadores». De igual modo, preguntaba si hacía falta «para dicha denuncia un anteproyecto» de lo que los representantes de los petaqueros pedían para el siguiente convenio.

Copia de la carta del presidente de la UTT de la Piel a la AISS (AHMU).

Copia de la carta del presidente de la UTT de la Piel a la AISS (AHMU).

Este mismo enlace sindical siguió siendo presidente de la Unión de Técnicos y Trabajadores de la Piel en la transición. En un documento de junio de 1977 consta tal condición en una instancia que presentó en el Gobierno Civil de Cádiz para solicitar autorización para la celebración de una asamblea de obreros de marroquinería, con objeto de informar de la nueva ordenanza laboral de la Piel, que acababa de entrar en vigor. La petición la firmaba con él el entonces presidente provincial de la UTT del sector, el también marroquinero ubriqueño Juan Ríos Clavijo. La asamblea se celebró en el patio del colegio Reina Sofía, al aire libre el 7 de julio por la tarde. Los temas que se abordaron fueron, además del análisis de dicha ordenanza, la situación existente con el problema del trabajo clandestino en Ubrique.
Unos días antes de la asamblea, el 1 de julio, López Salas se dirigió al presidente de la Unión de Empresarios de la Piel para informarle de la celebración de una asamblea de enlaces sindicales en la que se trató sobre la revisión de salarios pendiente de aplicar a partir del mes de agosto siguiente. Para abordar este asunto, solicitaba una reunión con el representante empresarial el día 4 de julio. Ese día, la comisión gestora de la Asociación de Fabricantes de Marroquinería le respondió que en votación secreta los empresarios acordaron dejar la tabla salarial existente hasta el cumplimiento del convenio entonces vigente debido a «la situación precaria por la que atraviesan actualmente la mayoría de las empresas» (2).

Respuesta de la Asociación de Empresarios al presidente de la UTT de Ubrique, 1977 (AHMU).

Respuesta de la Asociación de Empresarios al presidente de la UTT de Ubrique, 1977 (AHMU).

El presidente de la UTT del Sindicato Local de la Piel respondió a los empresarios el 11 de julio siguiente, comunicándoles que los fabricantes debían a los trabajadores desde el 9 de febrero del año anterior, 1976, «un 9% de participación en beneficios», según establecían las ordenanzas laborales de la Piel de 1969 en su artículo 88, y más recientemente el artículo 79 de la ordenanza laboral del 22 de abril de 1977. En caso de que los empresarios no hicieran efectivo el pago de estos atrasos, el Sindicato de la Piel acudiría a Magistratura de Trabajo para reclamarlo, según les anunció (3).
En este contexto, el presidente de la UTT de la Piel publicó una nota informativa dirigida a los trabajadores del sector en la que señalaba los aspectos más llamativos de la problemática de la industria local, como la competencia desleal, la evasión de impuestos, los bajos salarios y la falta de formación profesional del empresariado:

«Compañero trabajador:
Nuestra buena fe nos ha llevado una vez más a que sean pisoteados nuestros derechos, como a continuación puedes comprobar.
1º) En la revisión de salarios efectuada en febrero último, se pactó verbalmente con la patronal una revisión que entraría en vigor a 1º de agosto, comprometiéndose la parte patronal a dialogar tal revisión.
2º) Con fecha 1 de julio se le recuerda por escrito tal compromiso, anunciándoles que la parte trabajadora está abierta al diálogo.
3º) Como respuesta y por escrito nos comunican no hacer tal revisión hasta que acabe el convenio (o sea, hasta febrero de 1978), deduciéndose por tal escrito que se niegan al diálogo.
Por todo lo expuesto anteriormente, podemos decir que una vez más la clase trabajadora tiene que pagar los tiestos rotos de la incapacidad empresarial. Porque ¿cómo se puede negar un acuerdo afirmado de palabra anteriormente? Esto no es nada más que un engaño y una estafa, pues lo que se pide es solo un salario digno para medio vivir. O es que los empresarios piensan que tenemos que seguir toda la vida trabajando 14 o 16 horas, como hace un siglo.
Mientras tanto, se acepta cualquier subida de las materias primas o en impuestos o aceptando que cualquier aventurero sin escrúpulos les compren todo lo que quieran y devolviéndoles los giros cuando a ellos les plazca; pero es igual, porque todo esto al final quien lo paga es el obrero.
Y no le echemos la culpa a que todo este “tinglado” a que los salarios son altos. Porque parece ser que estos señores no se han dado cuenta todavía de que rebasamos por muy poco el salario mínimo. Y si es poco, que miren por ahí si hay algún sector agrícola o industrial que tenga un salario más bajo que nosotros.
Por eso, no somos los trabajadores los que nos vamos a cargar la industria; tampoco somos los que no quieren dialogar, ni somos los desconfiados, ni los reglamentistas con que se nos acusa.
Y sí son los empresarios los que por su egoísmo y competencia desleal entre ellos mismos no son capaces de solucionar los graves problemas que tiene la industria de Ubrique. ¿O es que quizá no quieren resolverlos? Pero, señores, no echemos una vez más la culpa a los obreros.
Porque una prueba de ello ha sido la poca asistencia de empresarios al curso de Formación Profesional que se ha dado en Ubrique. ¿Es que acaso no tienen nada que aprender? ¿O no será verdad que se las saben todas? Y si dicen que no tienen capital, ¿cómo es posible que no aprovechen el momento actual, donde hay librados 15 millones de pesetas y promesas de aumentarlo mucho más, y no se haya registrado al respecto ninguna petición de acogida a este plan, para así mejorar nuestra industria. Pero parece ser que es más cómodo sacar los beneficios de la evasión de impuestos y de la superexplotación de la mano de obra. O a lo mejor no será que para pedir esta ayuda tengan que decir la verdad, y ellos no están en condiciones de decirla.
Compañero, demostremos una vez más que aunque la empresa sea de ellos se ha logrado con nuestro esfuerzo, y no debemos dejar que se hunda ni que la cierren.
Ayuda para que todos los trabajadores de la Piel conozcan este escrito» (4).

El 10 de agosto, el presidente de la UTT insistió ante los empresarios para proponerles una reunión a la semana siguiente, el día 17 «como fecha límite», con objeto de «tener un cambio de impresiones, pues creemos -decía- que el tema les interesa tanto o más que a nosotros. De no ser así, vosotros seréis los responsables de lo que ocurra» (5). El encuentro no se celebró, y en consecuencia los enlaces sindicales del sector se reunieron el 20 de agosto y acordaron urgir a la parte empresarial a dar una respuesta a la demanda de los representantes de los trabajadores, porque la misma se estaba «retrasando». Miguel López Salas le anunciaba por escrito al presidente de la Federación Local de Empresarios, Francisco Izquierdo Fernández, que el día 26 se reunirían de nuevo los enlaces sindicales y que para entonces esperaban tener una respuesta «para que según ella actuemos en consecuencia. De no obtenerla -añadía- pasaríamos a la acción según se acuerde en dicha asamblea» (6).
Paralelamente a las reclamaciones salariales, la representación obrera del Sindicato de la Piel denunció una de las prácticas que a su juicio resultaban más perjudiciales para el sector: la clandestinidad de talleres de marroquinería. En una hoja informativa, divulgada entre los petaqueros de Ubrique, se decía a propósito de este asunto lo siguiente:

«Hace unos días se le presentó al delegado provincial del Ministerio de Trabajo un informe hecho por la Sección Social -representantes nuestros ante Sindicato- y la Sección Económica -representantes de los patronos-, el cual elevó ante el gobernador.
Con motivo de esto tuvimos el lunes día 22 de mayo, la visita del director de Asuntos Sociales, que estuvo hablando con los enlaces, y se vio la necesidad de la colaboración de nosotros, todos los ubriqueños, para acabar de una vez con la que lleva nuestra industria hacia un futuro cada vez más negro, y que es la clandestinidad, o sea, personas que compran unas pieles, las cortan, se las rebajan y a darlas a que se las hagan obreros declarados en otras empresas y en su mayoría a las mujeres casadas, pagando unos precios de risa.
Observad vosotros como [en] la mayoría de las fábricas, mientras el coste de la vida va en aumento, el precio de los trabajos viene bajando (por ejemplo, la cartera que se pagaba a 60 pesetas en 1969, hoy en día la mayoría de las fábricas la pagan a unas 50 pesetas). Y es que por el camino que llevamos tienen las fábricas que hacerlo así, o si no, cómo van a vender una misma pieza con una diferencia de cien pesetas, a veces más. Como es sobrado decir que la vende más barato por no tener que pagar seguros sociales, impuestos, local, luz, etc. Es la que mayores pedidos tiene; entonces los obreros para ganar lo suficiente para vivir tenemos que dedicarnos a trabajar largas jornadas con la ayuda de nuestras esposas y a veces de los hijos aún en edad escolar.
Otro tipo de clandestinos son los que tienen declarada la empresa y cuatro o cinco obreros, teniendo después varios más por declarar.
Y hay una tercera forma de competencia ilegal y perjudicial, que se lleva la “mayor tajada”, son los almacenistas, tanto locales como de fuera. Estos señores, con sus manos limpias, compran el trabajo hecho por varios talleres o por obreros autónomos o como se les quiera llamar, siendo los almacenistas los que ponen los precios y a veces, una vez hecho el artículo, le bajan el precio, y el vendedor, como tiene que pagar las pieles y demás cosas y teniendo que comer él y su familia, pues se ve obligado a vender como al almacenista le da la gana.
Algunos de estos almacenistas montan talleres a veces en pueblos vecinos donde no rezan ellos para nada, pero en realidad ellos son los que hacen y deshacen poniendo allí algunos de tapadera que se dedican a explotar al que está por debajo, lo mismo que hacen con ellos, y tienen que trabajar jornadas igual de largas que cualquier obrero, estando ellos conformes por llevarse unas migajas del beneficio, y además “trabajan en lo suyo”, pero solo son unas marionetas en manos de sus jefes por no poder denunciar nada, ya que tan ilegal son uno como el otro, y como el jefe no cuenta para nada oficialmente ¿a quién va a denunciar?
Toda esta competencia ilegal y perjudicial para la industria y para nosotros los obreros también tiene otros perjuicios ante la Seguridad Social; al tener tan pequeño número de declarados no podemos tener ni pedir unas mejores atenciones, perjudicándonos también en esto tan necesario como es la asistencia médica.
Y a la hora de llegar a un convenio colectivo ¿cómo vas a pedir mejoras, cuáles?, cuando ves que los clandestinos no pagan casi ningún sueldo de los que se acuerdan en el convenio colectivo por dar el trabajo en la “calle” y “sacudirse las pulgas” con pagar nada más que la mano de obra -y mal pagada-.
Entonces, las empresas que están legalizadas se ven, entre otros motivos, obligadas a no poder pagar los sueldos acordados, porque si no tienen que vender más caro y al vender más caro le dan más ventaja al clandestino, porque tiene unos precios más baratos y se lleva mejores pedidos.
Por todo esto se ruega tu colaboración en no trabajar en las formas ilegales antes dichas y denunciar, de forma anónima si quieres, todas las empresas que conozcas no legales y las legales a medias que tengan obreros por declarar y a ser posible poniendo cuantos datos puedas: nombre del dueño, la calle y el número, los nombres de los que trabajan o al menos el número.
Dirige tu denuncia, sin poner remite, al Sindicato Local de la Piel, cale Ruiz Martínez, 16 (sin sello de correos)» (7).

Efectivamente, los representantes de los trabajadores marroquineros presentaron una denuncia que fue elevada al gobernador civil de la provincia. Dos inspectores de Trabajo se desplazaron a Ubrique para comprobar la denuncia y dar así cumplimiento a una orden de servicio de la Delegación provincial de Trabajo fechada el 30 de junio de 1977. Como consecuencia de esta visita, los inspectores levantaron seis actas de sanción «por irregularidades en las empresas, especialmente en materia de cotización a la Seguridad Social». De estas actuaciones informó el delegado provincial de Trabajo al gobernador civil el 22 de noviembre del mismo año, y la primera autoridad provincial, José María Sanz Pastor, trasladó esta información al presidente de la UTT de la Piel, Miguel López Salas, el 28 de noviembre (8). Los importes de las sanciones impuestas se reflejan en la siguiente tabla.

 

Notas:
(1) Archivo Histórico Municipal de Ubrique (AHMU), leg. 1738, Organización Sindical, Comisión Electoral Local, Sindicato Local de la Piel, 10/8/1975.
(2) Archivo Histórico Municipal de Ubrique (AHMU), leg. 1738, Organización Sindical, Comisión Gestora de la Asociación de Fabricantes de Marroquinería a presidente de la UTT, Ubrique, 4/7/1977.
(3) Archivo Histórico Municipal de Ubrique (AHMU), leg. 1738, Organización Sindical, presidente de la UTT a la Unión de Empresarios del Sindicato Local de la Piel, Ubrique, 11/7/1977.
(4) Archivo Histórico Municipal de Ubrique (AHMU), leg. 1738, Organización Sindical, presidente de la UTT a los trabajadores de la Piel, Ubrique, [7/1977].
(5) Archivo Histórico Municipal de Ubrique (AHMU), leg. 1738, Organización Sindical, presidente de la UTT a presidente de la Federación Local de Empresarios, Ubrique, 10/8/1977.
(6) Archivo Histórico Municipal de Ubrique (AHMU), leg. 1738, Organización Sindical, presidente de la UTT a presidente de la Federación Local de Empresarios, Ubrique, 23/8/1977.
(7) Archivo Histórico Municipal de Ubrique (AHMU), leg. 1738, Organización Sindical, hoja informativa a los trabajadores de la Piel, Ubrique [1977].
(8) Archivo Histórico Municipal de Ubrique (AHMU), leg. 1738, Organización Sindical, gobernador civil a presidente de la UTT de la Piel, Cádiz, 28/11/1977.

Proyecto: Investigación sobre movimientos sociales y sindicales durante la dictadura franquista y la transición en la comarca de la Sierra de Cádiz.
Investigador: Fernando Sígler Silvera, historiador.
Entidad promotora: Área de Memoria Democrática de la Diputación Provincial de Cádiz, 2023.